A raíz del estudio realizado por el biólogo francés Gilles-Eric Séralini, de la Universidad de Caen, en el se conoció que unas ratas de laboratorio que fueron expuestas a semillas de maíz transgénico y a una serie de fertilizantes desarrollaron tumores y daños múltiples en sus órganos, se abrió un debate sobre el posible impacto negativo de estos productos para el ser humano.
Según las conclusiones, las ratas que fueron alimentadas con el maíz transgénico NK603, de la multinacional Monsanto y tratados con el herbicida Rondup, presentaban una mortalidad netamente superior que la población de referencia y muchos más tumores.
Carlos Martín Restrepo, profesor de la escuela de medicina y ciencias de la salud de la Universidad del Rosario, explicó que en este caso “se requiere replicar los estudios. Que otros investigadores independientes realicen los mismos análisis y obtengan resultados que los confirmen o desvirtúen. Al parecer los estudios preliminares, que no señalaron a los alimentos modificados como carcinógenos, fueron realizados durante períodos más cortos de investigación”.
Por otro lado, en cuanto a la pregunta de si estos productos se pueden considerar peligrosos, Restrepo agregó que “los alimentos transgénicos son una esperanza para una humanidad hambrienta y que demanda cada vez más recursos del planeta. Se deberá seguir aprendiendo a mejorar la calidad de los recursos y se deben hacer estudios serios, independientes y controlados que muestren los beneficios y también los riesgos, si los hubiere, de los alimentos transgénicos”, concluyó.
Unión Europea desmintió los riesgos del consumo
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria aseguró poco después de conocerse los resultados que el maíz transgénico no es peligroso para la salud humana, al tiempo que presentó hasta 10 errores en los métodos utilizados en el estudio.
En este sentido, Carlos Martín Restrepo consideró que “no se debe escatimar recursos para identificar los beneficios y los riesgos de las sustancias que nos rodean y de las cuales tomamos provecho. Eso no solo incluye a los alimentos transgénicos, sino también el hábito de fumar por ejemplo, que quizá es el mayor carcinógeno al cual estamos expuestos y para el cual toleramos su amplia venta y difusión”.
FUENTE: AGRONEGOCIOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario